Hace unas semanas publicamos un artículo en el que os ofrecíamos una serie de interesantes consejos para ser tenidos en cuenta a la hora de elegir un curso de inglés para vuestros hijos. Dado que se trata de un tema bastante importante y que nos dejamos algunas ideas sin comentar, por no extendernos demasiado con el artículo, hemos decidido crear una especie de segunda parte en la que comentaremos todos aquellos detalles interesantes que se quedaron fuera de la anterior entrada.
El aprendizaje de nuestros hijos es un tema capital, y si hablamos del aprendizaje de idiomas y, más concretamente, del inglés, el que quizá sea el lenguaje más universal que existe actualmente, la importancia es aún mayor si cabe.
Está claro que es fundamental que nuestros hijos aprendan inglés pero no podemos permitir que aprendan de cualquier manera. Hoy en día hay muchas academias y supuestos profesionales que pueden ofrecernos sus servicios a un precio más o menos económico, pero no todos ellos están correctamente cualificados y preparados para ofrecer una enseñanza de calidad, una enseñanza fiable y de la que puedan aprovecharse adecuadamente nuestros hijos.
Hay muchos factores de los que depende que nuestro hijo estudie inglés de forma entusiasmada y con interés a que lo haga con desidia y desgana, o de que reciban una educación correcta a una de dudosa calidad. La metodología empleada, la profesionalidad de los docentes, unas correctas instalaciones, el ambiente adecuado… son sólo unos cuantos ejemplos de estos factores a los que estamos haciendo referencia.
Ya comentamos en el anterior artículo que era esencial elegir actividades de aprendizaje que se ajusten a las características de nuestros hijos y no al contrario. No es recomendable someterles a una presión y estrés innecesario a edades tan tempranas sino que se trata, más bien, de sacar el máximo partido a las cualidades innatas que ellos ya poseen.
En ese sentido, nosotros siempre nos aseguramos de que cada estudiante esté ubicado en un grupo y un curso de inglés que estén acordes con su nivel de conocimientos actual. Para ello acudimos a los distintos niveles que ha establecido el tantas veces citado MCER (Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas) y dividimos nuestros grupos y cursos en base a esos niveles de complejidad.
Cuando un alumno acude a nosotros, le realizamos una prueba inicial con la que averiguar el nivel de conocimientos lingüísticos que posee dicho alumno y, una vez que conocemos los resultados de dicha prueba y estamos seguros de su verdadero nivel de inglés, lo ubicamos en el grupo y curso que más le conviene.
Este procedimiento, que parece algo tan lógico y obvio, no es siempre llevado a cabo por algunas academias y centros de estudios, de manera que permiten que estudiantes con escasos conocimientos de inglés se matriculen en cursos con un nivel muy superior al suyo. También sucede el caso contrario: dejan que un alumno se apunte a un curso de inglés que se le queda pequeño, dado que dicho alumno en realidad posee conocimientos superiores.
Ambas situaciones son contraproducentes ya que, en el primer caso, el alumno irá siempre por detrás del resto de sus compañeros de clase, al poseer un menor nivel de conocimientos y destrezas. Esto le ocasionará estrés, frustración y desmotivación constante, algo que fácilmente acabará con un abandono de las clases o con un fracaso a nivel de resultados académicos.
En el segundo caso, el alumno, al poseer unas habilidades lingüísticas superiores o muy parecidas a las del nivel establecido para un grupo o curso de inglés, terminará relajándose demasiado, desmotivado por la falta de interés y la ausencia de retos que estén a su altura. Esto, en el mejor de los casos, derivará en un estancamiento del nivel de inglés de dicho alumno o, de nuevo, en el abandono de las clases por falta de motivación.
Si acudimos a un centro especializado que realice pruebas de nivel iniciales y las realice de manera adecuada, no tendremos por qué preocuparnos de esta cuestión. Insistimos en lo de “adecuada” ya que no basta con realizar cualquier prueba, tiene que ser una prueba completa, que analice de forma íntegra las distintas destrezas que se evalúan habitualmente al examinarse de un determinado idioma, el inglés en este caso.
En este sentido, si decides llevar a tus hijos a Dublin School of English, puedes quedarte completamente tranquilo: contamos con los mejores profesionales y con recursos didácticos de última generación, lo que nos permite realizar una correcta prueba inicial de nivel a todos nuestros alumnos, acertando siempre a la hora de ubicarlos en los grupos que más se ajustan a sus particulares características.
Para aquellos que aún no conozcan los distintos niveles de complejidad que el MCER establece para el inglés y, por extensión, para cada uno de los idiomas europeos que existen en la actualidad, vamos a describirlos muy brevemente, con el objetivo de que los padres puedan hacerse una idea, más o menos acertada, de cuál de ellos podría englobar a sus hijos en estos momentos.
Empezaríamos por los más básicos, los que se identifican con la letra “A”. Dentro de este grupo tendríamos el nivel A1, que sería el más básico, y el A2, un nivel un poco más avanzado dentro de las características sencillas que identifican a esta categoría. Aquí se ubicarían todos los exámenes de Cambridge English identificados por las siglas “YLE” (Young Learners English, ya estemos hablando de Starters, Movers o Flyers) y también el llamado “Cambridge English: Key” (KET).
El siguiente grupo se encontraría en una escala intermedia. Dejamos de hablar de niveles básicos para hablar de niveles de inglés con cierta complejidad, gracias a los cuales el alumno puede ser un poco más independiente en el uso del idioma. Estos niveles se identifican con la letra “B”, de modo que el nivel B1 sería el nivel de inglés intermedio “menos avanzado” y el B2 el más completo. Aquí se ubican exámenes como el “Cambridge English: Preliminary for Schools” (PET for Schools) o también el “Cambridge English: First for Schools” (FCE for Schools).
Por último, tendríamos los niveles identificados con la letra “C”, que se corresponden a un alto grado de conocimientos y destreza dentro del idioma. Poseer uno de estos niveles permite al usuario manejar el inglés con cierta maestría. En este grupo, se ubican los exámenes conocidos como “Cambridge English: Advanced” (CAE) y “Cambridge English: Proficiency” (CPE), correspondientes a los niveles C1 y C2 del MCER, respectivamente. Siendo el nivel C2 el más alto contemplado en este tipo de exámenes.
Una vez más, el artículo se ha hecho más largo de lo que nos gustaría, así que preferimos dejar este tema aquí por ahora y retomarlo en futuras entradas. Esperamos que con este par de artículos os hayamos aclarado todas aquellas dudas que pudierais tener al respecto. Además, estamos seguros de que, después de leer estos dos artículos, estáis en mejores condiciones para poder elegir el curso de inglés que más se adapta a las características de vuestros hijos.
En Dublin School of English estamos encantados de ayudaros en este tipo de cuestiones o en lo que os haga falta. Poneros en contacto con nosotros cuando queráis y os ayudaremos en todo lo que esté en nuestras manos.
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